12 de juny 2011

¡POR UNA MONARQUÍA REAL, YA!

Hartos y hartas de tanta tontería y tras respirar los nuevos aires, que de todas las plazas de España está surgiendo, nace éste movimiento, necesario a nuestros ojos, para decir aquello que nadie se atreve a decir.

Exigimos normalidad y formalidad en la mas alta representación del reino de España, el rey.

Vivimos tiempos confusos, y parece que todo vale, acampadas para pedir cosas nimias y nadie se preocupa por algo tan importante. Nuestra casa real se remonta a la primera mitad del siglo XVIII, y en los últimos tiempos ha ido desdibujándose y perdiendo parte de su idiosincrasia, fruto de una dejadez, reconozcámoslo, de sus propios siervos.

Un rey no es rey por voluntad divina, sino porque sus antepasados se lo montaron divinamente, cantaban La polla records; así que pongamos coto a toda esta tontería y hagamos que la monarquía sea tenida en serio y no sea motivo de chanza y escarnio.

Una institución de tan rancio abolengo debe seguir unas normas para afrontar el nuevo siglo con garantías de continuidad, o no, pues siempre pende sobre sus cabezas las inevitables guillotinas de las revoluciones, repúblicas, o las cada vez mas extrañas abdicaciones por amor.


En nuestro deseo de poner en su lugar a la monarquía, hemos redactado unos puntos para el mejor disfrute del funcionario que nunca opositó, ni se cuestionó su necesidad.

    • Obligación de llevar las señas identitarias siempre visibles. Se reconoce a los reyes por su corona, y ésta es el símbolo de su poder. Siempre sabemos que un juez es juez por su toga, o la graduación de un militar por sus galones. Pues bien, como tal el rey y su séquito también deberían llevar siempre, repetimos, siempre la corona en su real cabeza, so pena de ser sancionado; la sanción aun está por discutir. Nos preguntamos cómo es posible que en la ONU se posible ver a los mas altos dignatarios de los países africanos ir como si fuesen una versión mal vestida de King África y en cambio, no se exige lo mismo a los europeos. Dignidad, si tenemos rey lo queremos lucir, que se vea en que nos gastamos el dinero! Ya está bien de esconderlo como si nos avergonzáramos, hemos de sacar provecho de nuestra historia. Pero no podemos hacerlo a cualquier precio, no puede ir vestido de cualquier forma, así que para reafirmar su magnanimidad, debe llevar todo aquello que como tal lo identifique, a saber: Capa regia, armiño, cetro, mallas de terciopelo, enanos, bufones y cualquier otra cosa que se demuestre oportuna.

    • Anulación de los matrimonios no regios. ¿Qué es esta modernidad de desposarse con gente plebeya? Las familias reales son y deben ser de sangre azul, con todo lo que ello conlleva. Si nadie puede presentarse a rey, ¿por qué se acepta introducir a gente del vulgo? Si quieren seguir siendo príncipes, princesas, infantas y vivir como tales, como tales se han de comportar. Si se han de casar con sus primos, primas, tíos o tías, es algo que durante siglos han hecho y han promovido. Sólo ahora, que la carga genética se ve empobrecida deciden “abrirse al pueblo”. Decimos no, si no ven con buenos ojos casarse con sus familiares, que abdiquen y se casen por amor. Quien algo quiere, algo le cuesta, así que si no creen en su trabajo que abdiquen, y si no es así que apechuguen. Creemos también que no debieran casarse con monarquías no reinantes, ¿pues de que nos vale que se casen con alguien que no puede reinar en su país? Antes los matrimonios reales eran para construir imperios o afianzar alianzas; si esa unión no tiene ese fin, no tiene cabida actualmente. Pues casarse con el rey de Bulgaria, por ejemplo, tendría el mismo valor estratégico o comercial que casarse con el rey del pollo frito, a vivir del cuento a otra parte. Se les abre la posibilidad, eso si, de desposarse con reyes de tribus africanas, de oceanía o americanas si las hubiese. Así pues se anularían la totalidad de los matrimonios que no cumplan ésta norma, todos. Con los y las consortes así como con la descendencia que hayan tenido, se les recolocaria en alguna ONG donde cobrarían el salario mínimo interprofesional, hasta que demuestren su valía, o si aun dura su excedencia recuperen su antiguo trabajo. En caso que demuestren interés también se les podría incluir en alguna rama de FP para su completa re-inserción al vulgo y su auto manutención. Se instauraría un régimen de visitas, pero la patria potestad sería para la persona plebeya, pues los hijos/as no cumplen con el mínimo exigible de sangre azul, y no se les debe dar cabida en la monarquía, pues en ese caso, cualquier bastardo tendría el mismo derecho, y eso no es sostenible económicamente.

    • Fin de algunas dádivas y costumbres insultantes. Creemos que es necesario que el rey y su cohorte deben tener las herramientas necesarias para llevar a buen puerto su trabajo, en los tiempos que corren no sobra dinero, así que la mejor manera que la monarquía disfrute de su condición es rodearse de su gente, gente que le quiere y le hace sentir bien, y es que la monarquía necesita de la nobleza y viceversa. ¿Acaso no hay nada mas bonito que ver bailar a todos los grandes de España un vals en compañía de los reyes? Así pues, todo aquel que quiera conservar su título nobiliario debe estar a las ordenes de su monarca, y si éste le pide que le acompañe en sus vacaciones a Mallorca, que mejor manera que demostrar su vasallaje que remando en el trireme real? Si, trireme o vela, ya que eso de navegar a motor no es de marinos, y allí solo se desperdicia el cava y el caviar. En cuanto a sus aficiones, deben estar de acorde a su estatus, y por tanto debe de engrasar y pulir sus armaduras para las justas; los halcones para la cetrería serían los que hay en los aeropuertos, por economizar; no creemos necesario aumentar el gasto público por un hobby.
    • Puesta en vigor del derecho de pernada. Su cargo conlleva derechos, y ésto es así y punto. Así que creemos oportuno que se vuelva a aplicar, pero con todo el mundo, hombres o mujeres indistintamente. De nada.

2 comentaris:

rot ha dit...

PLAS PLAS PLAS!
Parany's is back!
enorme!

pepepaquiano ha dit...

Que bo tornar a llegir-te